Había una vez un niño que nació en Málaga. Era un niño curioso, con ojos que preguntaban más de lo que hablaban y un corazón que desde pequeño sentía con fuerza las cosas del mundo. Pero no se quedó allí. Cuando aún era muy pequeño, su familia hizo las maletas y se marchó a otra ciudad. Al principio, el niño no entendía por qué se iban, solo sabía que su ventana ya no tenía el mismo cielo. Sin embargo, con el paso del tiempo, esa nueva ciudad empezó a parecerse un poco a un hogar. Una de las primeras amistades verdaderas que tuvo fue con su perro. No era solo una mascota: era su compañero, , ese ser que lo esperaba siempre con la misma alegría aunque el día hubiera sido malo. El día en que su perro falleció, algo en el niño se rompió. Fue su primer encuentro con la pérdida. Lloró más de lo que pensó que se podía llorar, y durante mucho tiempo, cada vez que miraba su cama vacía, sentía que el mundo había perdido un poco de color. Más adelante, tuvo que enfre...
Comentarios
Publicar un comentario